El poder de los ciudadanos**

 

 

En la actual forma de organización de la sociedad, del gobierno, de las leyes generales y de la impartición de justicia existe un elemento central único que es además un factor común: el ciudadano. Nada se podría entender, al menos en lo teórico, si no fuera por, para y en beneficio de la ciudadanía, del bienestar común. Entonces, si esa figura es la base de todo, se asume también que es la fuente de poder social más grande y capaz de generar cualquier cambio, de cualquier tipo, en cualquier momento y cada vez que se asuma necesario provocarlo.

 

¿Por qué no actuamos más entonces y mejoramos nuestras condiciones de vida si el poder está en nosotros? Es una reflexión profunda, pero vale la pena. Aquí ejemplos contundentes de la importancia y el poder de los ciudadanos.

 

Los ciudadanos hemos derrocado regímenes opresores (Independencia y Revolución). Hemos luchado por alcanzar las libertades sociales, la democracia. Hemos creado y mejorado diversas instituciones que garanticen los derechos sociales, electorales y civiles.

 

Hemos provocado que se respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas, permitiéndoles vivir con dignidad. Se ha logrado la participación activa en la toma de decisiones que afectan nuestras vidas. Además de votar, evaluamos y presionamos por crear cambios que mejoren la calidad de nuestro entorno. Hacemos que la autoridad encargada de ejecutar acciones de gobierno lo haga con responsabilidad absoluta.

 

Impulsamos que exista igualdad entre hombres y mujeres en las esferas de desarrollo privadas y públicas. Que no haya discriminación por etnia, clase social, preferencias sexuales, discapacidades o religión.

 

Hacemos que las necesidades de las generaciones futuras se vean reflejadas y abordadas en las políticas del presente. Se han creado programas y planes que redistribuyan el ingreso, reduzcan la desigualdad, la pobreza y hagan mejores prácticas locales y globales.

 

Existen numerosos avances. Contundentes. Sin embargo, no suficientes.

 

El ciudadano debe organizarse más y mejor. Debe participar más activamente en foros de discusión, de presentación de ideas y de debate de leyes. Mientras más ordenados, educados y saludables estemos, más eficientes serán nuestros gobernantes, más transparente será el ejercicio de recursos públicos. Habría menos corrupción, menos delitos y mayor calidad de vida para todos.

 

Las autoridades ya han volteado a ver a los ciudadanos. Les han abierto puertas importantes.

 

¿Siguiente paso? Que el ciudadano acepte el reto y participe aún más.

 

Menos quejas y más acción.

 

 

@carlosroblesmx 

**Economista y Académico de la Universidad del Valle de México.

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