En México hacer lo correcto no es fácil

 

Cuando se vive en un país con un sistema político, gubernamental y social contaminado por el anhelo del enriquecimiento exprés, -libre de esfuerzo, sacrificio y trabajo continuo-, se vuelve complicado, no imposible, hacer lo correcto.

México tiene un déficit de funcionarios, servidores públicos, empresarios, líderes políticos y representantes sociales, con la suficiente calidad moral para exigir: respeto a los derechos y libertades humanas, acatamiento de la ley; un estilo de vida moderado; congruencia entre decir y hacer; el pago de contribuciones para el buen funcionamiento y modernización del Estado; lo que ha convertido a los habitantes de este país en una sociedad anárquica, cabe señalar que el comportamiento no es cultural, sino parte de un sistema político, porque estos mismos ciudadanos que en México no respetan la ley, viajan a otros países y cumplen cabalmente con las normas sociales, éticas y jurídicas que rigen a otras naciones.

 

En México no se actúa con el ejemplo

La retórica demagógica de los actores políticos, gubernamentales, empresariales y sociales, que tienen el poder para tomar las decisiones que cambien el modelo político, empresarial y social de la nación no convence a los mexicanos, aunque si los entretiene, esto debido a la incongruencia entre el discurso y la forma de vivir; por un lado se pide hacer esfuerzos y sacrificios en una etapa de crisis económica y por el otro se derrochan los recursos públicos o privados para satisfacer sus deseos etéreos. México seguirá condenado a la anarquía mientras que sus ciudadanos sólo aspiren a ocupar un cargo en el servicio público –Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, con el único propósito de obtener poder y dinero.

 

Servir a México no es servirse de México

El servicio público es el medio para trascender a través del trabajo abnegado que genera condiciones de bienestar y desarrollo en la comunidad. Quienes pretenden ocupar un cargo público, deben saber que ahí los sueldos son remuneradores, no enriquecedores, quienes sólo han trabajado en la administración pública no pueden tener grandes riquezas, quienes así vivan son delincuentes, porque en este sector, los mejores salarios los tienen los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y son pocos los que han obtenido el cargo.

En un país donde prevalezca el estado de derecho no es posible –legalmente- que jueces, magistrados, alcaldes, legisladores, secretarios de despacho, gobernadores, presidente, en tres o seis años adquieran departamentos, residencias, vehículos de lujo, aviones privados, cuentas bancarias millonarias en varios países, cuando solamente han obtenido sus ingresos del erario público.

Trabajar para obtener de grandes riqueza es bueno, siempre que se haga desde la iniciativa privada, para llegar hacer millonario el camino correcto es el sector empresarial, no el gubernamental.

 

Dr. Jeremías Zúñiga Mezano

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