México va progresar. No a la resignación nacional.

 

Los mexicanos viven un desanimo nacional que impacta la productividad de las empresas e industrias, por consiguiente al país. Las circunstancias sociales, económicas, políticas y de seguridad pública, han afectado el estado emocional de las personas. Los comentarios y opiniones que la ciudadanía hace en los medios de comunicación, redes sociales, además de las expresiones cotidianas, permite analizar que un sector importante de la población considera que los representantes de los poderes de la unión –legislativo, ejecutivo y judicial- no actúan pensando en mejorar la calidad de vida del pueblo, sino, motivados por el interés político, económico o profesional, de ahí la obediencia ciega a las disposiciones que les determina su partido político o superior jerárquico.

 

Las reformas que se están llevando a cabo en el país son necesarias, la modernización de las legislaciones que rigen la vida productiva y económica de México deben adecuarse a un entorno internacional, no debemos estar aislados de los modelos que permiten el crecimiento económico de una nación, sin embargo, se deben tomar en cuenta las condiciones sociales actuales, evitando que los de siempre –pobres y clase media- sigan financiando las malas decisiones o actos de corrupción de los servidores públicos. Si bien, para algunos de los funcionarios que malversaron las riquezas y recursos de empresas como PEMEX y CFE, ya les prescribieron los delitos, sería moralmente correcto que se realizara una investigación sobre el manejo de los recursos públicos de estas, aún, paraestatales, y quienes realizaron actividades ilegales o poco claras fueran señalados por el ministerio público federal; con esta acción se provocaría el respaldo social hacia el gobierno de la república, porque en este preciso momento hace falta la unidad nacional. El pueblo demanda acciones de gobierno efectivas que generen expectativas positivas de vida en las familias mexicanas.

 

Se debe hacer valer el lugar que le corresponde a cada individuo

 

El pueblo es el mandate y los servidores públicos los mandatarios, esto significa que son los ciudadanos los que pagan a los servidores públicos por su trabajo, no obstante ha faltado aprender como exigir los derechos de cada individuo; lo que ha provocado que hoy los empleados –servidores públicos- se hayan convertido en mandantes y los ciudadanos en mandatarios, generando una indiferencia política, gubernativa, legislativa, hacia la sociedad; por tal motivo, los encargados de tomar las decisiones trascendentales no escuchan,  ni ven a los mexicanos, tal pareciera que el fuero que los reviste de inmunidad jurídica, además los cubre de divinidad que hace a la sociedad indigna de su atención. Los funcionarios y servidores públicos deben tener presente que el encargo que ocupan es temporal, pero las decisiones que tomen trascenderán su periodo de servicio, impactando a todos los mexicanos, incluyendo a ellos y a sus familias, por ello antes de votar o ejecutar una acción escuchen la voz de sus asesores, -siempre que sean profesionales de la materia-, no sólo atiendan los intereses económicos o de partido. Los mexicanos necesitamos que hagan valer la voz del pueblo.

 

Los mexicanos no debemos ceder nuestros derechos y libertades teniendo presente que la soberanía nacional reside en el pueblo, la constitución en su artículo 39 establece “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.” Por consiguiente se debe asumir la responsabilidad que el constituyente otorgó, haciendo valer el poder que cada individuo tiene, para ello es fundamental la participación ciudadana, cada mexicano debe involucrase en la vida política del país, porque sus efectos impactan lo social y económico. Trabajando juntos sociedad, medios de comunicación y gobierno, México encontrará el camino del progreso y bienestar. El cambio es posible, para lograrlo debemos convencer a los que piensan que ya todo está perdido, la mejor inspiración para esta causa son los niños de esta nación.

 

Cuál es la diferencia de naciones más desarrolladas y menos corruptas en comparación con México: la participación ciudadana y el inalienable derecho del pueblo de saber exigir lo que le corresponde.

 

La resignación no da libertad, si esclavitud. El silencio es una forma de esclavitud.

 

Dr. Jeremías Zúñiga Mezano
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