LIBRE DE HUMO
Transición en Veracruz
Una vez que el Congreso de la Unión ha aprobado en lo general y en lo particular diversas reformas que han calado hondo en aspectos políticos y electorales a nivel nacional, se avecina un episodio fuera de serie en cada una de las entidades federativas. Homologar lo que dice nuestra Carta Magna con las Constituciones Políticas de los Estados de la República y sus respectivos Códigos Electorales será una tarea interesantísima que nos revelará la calidad intelectual, de cabildeo, de negociación, de acuerdos, de vacío legal, la cantidad de intereses personales que existen o los desencuentros políticos que tienen los legisladores en la República Mexicana, Veracruz incluido.
El Gobierno encabezado por el priista Javier Duarte de Ochoa ha mandado al Congreso Local una propuesta de reforma al Código Electoral que armoniza en gran parte con la aprobada en la Ciudad de México. A grandes rasgos, se aterrizan aspectos legales relativos a la creación y operación del Instituto Nacional Electoral en territorio veracruzano así como la corresponsabilidad que tendría el Instituto Electoral Veracruzano en los próximos comicios locales. Abre la posibilidad de candidaturas independientes limitando en ése sentido a los partidos políticos. Reduce los tiempos de campañas tanto para elección de Gobernador como de Alcaldes y Diputados. Fortalece enérgicamente las candidaturas de mujeres a puestos de elección popular. Replantea algunas funciones del Tribunal Electoral del Estado y por último promueve la transparencia en términos de regulación de acceso a tiempos en radio y televisión, a financiamiento público y privado. Suena bastante bien desde el punto de vista ciudadano.
A estas iniciativas con proyecto de decreto se han sumado prácticamente todas las fuerzas políticas. Más aún, el Partido Acción Nacional ha promovido llevar a cabo una modificación constitucional que permita hacer todos los cambios antes planteados y además homologar los tiempos de gobierno del Poder Ejecutivo y Legislativo en Veracruz. ¿Qué significa esto y en qué nos afecta o nos beneficia a los ciudadanos? Vayamos por partes.
Le recuerdo que en el año 2011, el mismo Gobernador Duarte promovió una modificación constitucional para fortalecer el federalismo y sobre todo a los municipios, dándoles la oportunidad de gobernar por cuatro y no solamente por tres años. Dicha medida en su momento fue justificada y aprobada por casi todas las fuerzas políticas pues daba chance de mejorar la gobernabilidad y el accionar en el municipio. Se aludió a que era muy poco tiempo para gobernar y dar los resultados que la ciudadanía esperaba. Bien, pero no se analizó en ese momento el calendario electoral.
De no haber un cambio constitucional le veríamos la cara a los partidos políticos y a sus diferentes candidat@s en 2015 para elegir diputados federales, en 2016 para elegir gobernador y diputados locales, en 2017 para alcaldes, en 2018 para presidente, senadores y diputados federales, en 2019 para diputados locales, en 2020 nada, en 2021 diputados federales y alcaldes y así sucesivamente. Agotador sólo el hecho de escribirlo. Inimaginable, insostenible e impensable. Un exceso.
Por el lado económico el calendario anterior traería una consecuencia general: recesión económica y parálisis en las inversiones tanto privadas como públicas. Nadie querría invertir su dinero prestando servicios al gobierno o para financiar campañas, pues no habría certeza de poder cobrar facturas en un ambiente estable. Socialmente nos llevaría al hartazgo de parte del padrón electoral (cada vez más cansado y decepcionado), incrementándose el abstencionismo y con ello la no legitimidad de las elecciones. Políticamente sería un “hoyo negro” para los partidos pues los llevaría una y otra vez a tratar de buscar el voto utilizando cualquier cantidad de artimañas, apoyos, recursos o discursos vacíos. Presupuestalmente muy caro para los organizadores de elecciones y obvio para los ciudadanos. Gubernamentalmente una parálisis en políticas públicas de asistencialismo pues muchos de los programas sociales se detienen por completo en tiempos electorales. En fin, serían malas noticias por todos lados para todos.
La solución: homologar los calendarios electorales para que haya elecciones una sola vez cada determinado tiempo y con oportunidad de reelegir a los buenos gobernantes y castigar a los malos. Aplaudo entonces la iniciativa del PAN para buscar un mecanismo que permita tener un gobernador de dos años, alcaldes y diputados locales de un año o en su defecto, la posibilidad de un gobernador de dos años y única y exclusivamente a ése gobernador darle oportunidad de reelegirse por seis años más (en total ocho años posibles) como lo ha propuesto el PRD, lo mismo para esos alcaldes y diputados de un año y que se puedan reelegir hasta en dos periodos (siete años en total). Lo anterior implica gobiernos más estables, con mayores tiempos para trabajar y les da armas a los ciudadanos para exigir resultados. Una posibilidad más es tener un gobernador de cinco años en vez de seis y así cuadrar el calendario. En fin, las posibilidades matemáticas de alinear las elecciones en un solo calendario existen. Dependerá de la voluntad y el verdadero interés por mejorar las cosas.
Una cosa es modificar la Constitución y otra el Código Electoral. Primero la primera y posteriormente los cambios a todas las leyes que se requieran. Así de simple.
El momento ha llegado. Nuestras diputadas y diputados locales deben demostrarnos de qué están hechos. Para eso los elegimos y es su deber responder a los nuevos tiempos que vive el país.
Les deseo un buen cabildeo y resultados favorables para todos.
Autor Carlos Robles Saldaña. El autor cuenta con estudios de Licenciatura en Economía por la Universidad de las Américas en Puebla así como de Maestría en Administración por el ITESM. Se ha desempeñado en el sector internacional, privado y público.
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