Y mientras tanto, en México ya hay jurisprudencia[i]

 

La selección mexicana de fútbol ganó su primer partido de la justa mundialista y aguantó estoicamente los embates insistentes de los anfitriones en lo que fue su segundo partido. Ahora están ya pensando en el tercer y último duelo de la ronda clasificatoria. Los croatas, próximos rivales, son un hueso durísimo de roer y aventajan en diferencia de goles a México. Ambas escuadras se enfrentarán éste lunes y saldrán a ganar. No pensemos en empates, mucho menos en derrotas. Allá pues, veintitrés jugadores más el cuerpo técnico se juegan la vida en el torneo y la esperanza de triunfo para millones de aficionados que los seguimos desde casa.

 

Sin embargo, y no es que quiera ser aguafiestas, no todo es fútbol. Aquí y en todos los rincones del mundo la vida sigue. Los problemas continúan y las decisiones se siguen tomando. Algunas de mayor envergadura que otras y un caso muy especial es el estado de Michoacán.

 

Tras diez años de gobiernos perredistas, fue en el año 2012 cuando los michoacanos le dieron la oportunidad al PRI de regresar al poder ejecutivo. El entonces candidato de unidad Fausto Vallejo traía una marca muy ganadora en comicios locales, había sido ya tres veces alcalde de Morelia, había ocupado diversos cargos en la administración pública y en su partido. Su único descalabro lo habría sufrido en 2006 cuando no pudo llegar al Senado. En fin, todo parecía indicar que era un buen cuadro y que el Estado tendría a alguien muy experimentado al frente. Nadie contaba con que su salud estaba deteriorándose cada día más.

 

Con una administración de apenas dos años y cuatro meses, plagada de incidentes negativos relacionados con la inseguridad, la extorsión, la corrupción y el desencanto social, Fausto Vallejo ha anunciado públicamente que “se retira del gobierno de Michoacán para atender su salud”. Este anuncio lo hizo tras reunirse con el Secretario de Gobernación y con el propio Presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos. No preguntemos el porqué de su renuncia, las respuestas son obvias y están a la vista de todos, más bien preguntémonos ¿por qué lo hizo ahora y no antes? Y ¿qué implicaciones traerá esto en el contexto nacional?

 

Una vez que los llamados grupos de autodefensas logran ganarse el respeto de la ciudadanía y llamar poderosamente la atención de los medios de comunicación y de las autoridades federales, se observa un hecho fundamental: el gobierno del estado no tenía el control de nada. Inmediatamente, las habilidades políticas del Secretario Osorio Chong y del Presidente Peña ejecutan una maniobra que, hasta el día de hoy, ha funcionado de manera magistral. Nombraron a Alfredo Castillo (hombre de mucha confianza para el Presidente Peña) como Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, en otras palabras un gobernador de facto. De entre sus primeras acciones destacan la depuración real de los cuerpos policiacos y de seguridad en el estado, el diálogo permanente con los actores sociales y civiles que encabezaban la resistencia armada, el combate a la corrupción desde el interior del gabinete estatal y sobre todo, el respaldo del gobierno federal gestionando miles de millones de pesos para programas sociales, de salud, de educación, de vivienda, de capacitación y de empleo, entre otros.

 

La estrategia pronto dio resultados. Los grupos de autodefensas acordaron, por un lado el desarme voluntario y por otro, su incorporación a las fuerzas policiacas institucionales. La detención de Jesús Reyna, gobernador interino en uno de los episodios de salud de Vallejo, fue la muestra de que iba muy en serio la recuperación de la paz social.

Pero hubo algo que no estaba en el libreto. Una foto y unos videos que comprometen al hijo de Fausto Vallejo, por no decir que al propio Fausto, con grupos criminales locales. Esto último detonaría una granada implacable en el ánimo social. No me queda duda que con la decisión de renunciar al cargo, Fausto Vallejo prefirió llevarse la granada a un desierto y detonarla en su propio pecho lejos de los reflectores. Tratará de proteger a su hijo lo más que pueda pues la sangre llama, aunque en este caso no se puede esconder lo ya expuesto.

 

El Presidente Peña es un hombre que sabe hacer política. Su manera de gobernar será evaluada y juzgada por la historia y por los mexicanos, pero de que los tiene, los tiene.

 

Un comisionado federal asumió el mando que un gobernador constitucional no pudo ejercer.

 

Ojo a los demás gobernadores, en especial a los de su partido.

 

Sugerencias y comentarios

robsaca@hotmail.com

@_carlosrobles

 

Ya se sentó un precedente, dijeran los abogados “hay jurisprudencia”.

 

[i] Autor Carlos Robles Saldaña. El autor cuenta con estudios de Licenciatura en Economía por la Universidad de las Américas en Puebla así como de Maestría en Administración por el ITESM. Se ha desempeñado en el sector internacional, privado y público.

 

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