Cómo es posible, sí Somos Más

¿Cómo es posible un México violento, inequitativo, corrupto, empobrecido? sí Somos Más los mexicanos que rechazamos la violencia, la injusticia, la corrupción, Somos Más las personas que todos los días trabajamos para generar riqueza, Somos Más  los habitantes que respetamos las leyes, que vivimos en familia, que tienen acceso a la educación; la respuesta, la sociedad se ha convertido en indiferente ante los problemas de los demás, se practica el individualismo y la solidaridad verbal. La sociedad se interesa sólo en un problema por curiosidad, no con la finalidad de ayudar afrontar o resolver la adversidad que sufre un tercero, sea familiar, amigo, conocido, vecino o extraño. La solidaridad – Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros– se ha reducido al núcleo más cercano o estrecho de convivencia, además condicionada a que la afectación sea directa e inminente a la persona o patrimonio, sino se cumple con estas características se practica la solidaridad pasiva, es decir, una acción verbal que no implique ningún esfuerzo físico, económico o que altere el rimo de vida cotidiano.

México vive una crisis social grave, la indiferencia está acabando con las instituciones del país, desde las gubernamentales hasta las familiares, existe preocupación por la corrupción, pobreza, violencia, injusticia, delincuencia; se exigen acciones para acabar con estos problemas que afectan a todos, pero se condiciona: siempre y cuando no afecten los intereses personales, es decir, que se aplique la ley, la justicia y el derecho sin afectar el nivel o modo particular de vida,  la mayoría no está dispuesta a sacrificar ningún beneficio que genera el caos que vive México. Es importante señalar que estas conductas son la consecuencia de malos gobiernos, de la pérdida de la confianza en las instituciones, del enriquecimiento explicable –no probado judicialmente- de servidores públicos de primer nivel. La sociedad ha dejado de creer en todo, hasta en sí misma, pero no es causa que justifique el resignarse o abandonarse.

La sociedad se organiza para protestar, no para proponer.

El cambio produce incertidumbre, temor, preocupación. Los hechos permiten observar que la sociedad se organiza más para protestar que para proponer, las iniciativas de cambio que benefician a las mayorías afectando a las minorías provocan la organización de estos últimos para defender sus intereses particulares, logrando en muchos casos revertir las acciones de bienestar general, sin que los primeros –las mayorías- se organicen para defender sus derechos, lo que evidencia una indiferencia social generalizada, sólo se actúa cuando el perjuicio es directo y cuantificable.

La participación ciudadana.

La organización social debe empezar en casa, fortaleciendo a la familia, eje central del tejido social, si las familias no son solidarias, la sociedad mexicana está condenada a la indiferencia; nadie puede dar lo que no tiene; cómo ser solidario con nuestros semejantes, si en el hogar se practica el individualismo.

La participación ciudadana siempre debe buscar el bien común, el espíritu de organizarse para producir un resultado debe estar basado en el bienestar colectivo, sin excluir la organización social para salvaguardar causas justas individuales (derechos, salud, integridad de la persona; de grupos minoritarios vulnerables).

¿Qué estás dispuesto hacer por México?

Somos Más los que queremos un México justo, solidario, incluyente, democrático, prosperó, seguro; debemos ser más los que trabajemos para hacer realidad el país que anhelamos. Sociedad y gobierno debemos luchar unidos para cambiar la realidad que vivimos. La fuerza de la sociedad organizada es capaz de vencer los obstáculos más difíciles. El país se transformará cuando los ciudadanos ejerzan sus derechos y cumplan con sus obligaciones, con la apertura de las instituciones a la participación ciudadana.

El país necesita que sociedad y gobierno trabajen juntos por el bien común, para transformar a México. Concebir el progreso de la nación en una sociedad indiferente, es utópico.

Dr. Jeremías Zúñiga Mezano

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