En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, más que ver lo que no se debe de hacer, porque son factores más que claros la no violencia, debemos rescatar, reconocer y valorar su esfuerzo en todas las áreas en las que se desempeña, desde muy chica  se le inculcan los valores familiares, de unión, de respeto y de superación.

Solteras, casadas, unión libre, divorciadas, viudas, dejadas, solas por decisión propia, con hijos y sin hijos, abuelas, madres adoptivas, tías querendonas,  amantes, cocineras, lavanderas, amas de casa, oficinistas, profesionistas y religiosas, todas ellas siempre buscan en cada minuto del día que más hacer aparte de sus actividades, la capacidad creativa de toda mujer no tiene límite.

Cuando vemos las grandes cualidades de las mujeres preguntamos, ¿porqué las agreden?, ¿qué insano sentimiento lleva a la agresión femenina?,  Antes que  enseñar a los niños a decir “mira tu novia” (acción muy común en los jardines de niños) debemos inculcarles el respeto hacia las chicas, y las madres de las niñas, enseñar a que el respeto se gana, es un trabajo en conjunto, que las mismas mujeres olvidan hacer, dado que en la demanda de la liberación femenina a veces olvidan que la feminidad no solo viene en los derechos laborales.

Es una acción compleja combinar la liberación femenina sin caer en el error de olvidar de que la mujer  debe conservar ese factor mínimo que marque la diferencia entre hombres y mujeres.

Un ejemplo muy sencillo, las jóvenes hoy en día tienen un vocabulario soez que incluso dicho por hombres dan pena.  La estructura física de la mujer más pequeña, frágil, voz más delicada, son condicionantes que las ponen en desventaja ante los hombres, sin embargo, existe la compensación, inteligencia, agilidad, tenacidad y miles de acciones que han hecho que la mujer destaque en miles de actividades que antes eran exclusivamente para hombres, es por ello que, la mujer se debe admirar, reconocer y valorar.

Una mujer  con hijos trabaja las 24 hrs. del día, se cansa y aún sigue adelante, a veces con gratitud de sus críos, y en ocasiones mal correspondida, sin embargo, siempre escucharemos la frase “es mi hijo”.

Hoy en día ya no podemos valorar a la mujer sólo por ser mamá o ama de casa, hoy la mujer es toda una figura de índole mundial que merece el respeto que se debe y jamás olvidar que para que la humanidad exista hubo una mujer de por medio.

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