La riqueza demagógica de los políticos mexicanos

 

México vive una de las peores generaciones de políticos de su historia, sino es que la peor, los cuales sólo aspiran al poder para convertirse en un simple: presidente de la republica, gobernador, senador, diputado, alcalde, dirigente de partido, regidor o empleado de gobierno; en lugar de ambicionar ser los líderes de México.

 

La clase política quiere poder y dinero -también los narcotraficantes y delincuentes-, han dejado la mística de trascender a través del servicio público, por la riqueza exprés que facilita el erario público. Aborrecible la hora en que Carlos Hank González dijo la frase “político pobre, pobre político” la cual los políticos mexicanos, sobre todo los jóvenes, han cincelado en su mente y peor aún en su corazón como un llamado al enriquecimiento ilegitimo.

En México ningún servidor o empleado público de los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial (ministro de la corte; senadores y diputados; o el presidente de la republica) puede vivir en la opulencia o ser millonario -salvo que previo al encargo haya sido empresario o heredero de alguna fortuna-, quien así viva o lo sea es un delincuente.

 

Los políticos que gobiernan al país son seres humanos insensibles, llenos de ambiciones y carencias que nunca sacian, impidiéndoles comprender y atender las necesidades de sus gobernados; pasan más tiempo pensando en como obtendrán el siguiente cargo público, que trabajando para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

En México los servidores públicos viven en campaña permanente, por esa razón, las políticas públicas están diseñadas como estrategia para conservar el poder, no así, como mecanismo para erradicar la pobreza.

Los gobernantes ven en la pobreza del pueblo la oportunidad idónea para enriquecerse, por ello, no les interesa hacer cambios de fondo, sólo se limitan a la adecuación del sistema político sin alterar el mecanismo de control basado en la pobreza e ignorancia.

 

Los políticos continúan aprovechándose de la necesidad de creer de los seres humanos, para ello, se vuelven especialistas demagógicos que saben discursar de acuerdo al lugar y a las necesidades de su público.

 

Políticos abarroteros

Las capacidades limitadas de los políticos que ocupan un cargo público los ha convertido en especialistas de la despensa, lámina, cemento, juguetes o hasta el pago en efectivo. Los servidores públicos han sustituido las políticas públicas por acciones asistencialistas o populares que tienen la finalidad de mantener o en el mejor de los casos contener la pobreza.

 

El hambre y la necesidad hacen cómplice a la sociedad de los políticos.

Existe un círculo de dependencia en donde sólo gana el gobernante que administra el presupuesto, ni siquiera sus operadores políticos que también son víctimas del sistema, aunque piensan que son privilegiados del mismo por recibir un salario y ser amigos del funcionario público, la realidad es que viven igual que millones de familias que dependen de los apoyos que se reparten en cada proceso electoral.

 

El papel de víctima

Los políticos y gobernantes recurren al discurso de la victimización señalando saqueos que ha sufrido el pueblo de México. Hablan de las riquezas y oportunidades de la comunidad, las cuales probablemente existen, sin embargo sólo las han capitalizado los servidores públicos.

 

Como cambiar a México

Los mexicanos deben dejar de interpretar el papel de víctima para ocupar la posición de ciudadano; esto implica ser capaces de exigir el respeto de los derechos y cumplir con las obligaciones que marcan la constitución y las leyes. La diferencia entre un ciudadano que habita en un país denominado de primer mundo y uno de México esta en saber hacer valer sus derecho y cumplir con sus obligaciones.

 

Aprender a exigir el respecto de los derechos es acabar con la corrupción.

 

Dr. Jeremías Zúñiga Mezano

Twitter: @jeremiaszm

Pagina Facebook Jeremias Zuñiga Mezano

Correo: jeremias.zuniga@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *