Columna Ave Fénix

El tiempo corre o vuela y no perdona, absolutamente todos somos objeto de sus estragos y en mayor o menos dimensión caemos en una decadencia  que muchas veces nos convertimos en una caricatura de lo que fuimos de jóvenes.

El promedio de vida de un mexicano oscila entre los 65 a 75 años de vida, y con un poco de suerte vivimos más de lo estipulado, pero la pregunta es ¿Qué tan beneficioso puede ser ello?

Los abuelos hoy en día se han reestructurado para convertirse en padres por segunda ocasión, ya sea por segundas nupcias o bien, porque los hijos los ha convertido en abuelos y ante la inminente necesidad de trabajar, recobran esa fuerza de padres “nuevos” que ya habían olvidado.

Pero la edad a la que yo me refiero va a mas alla de unos 70 años bien vividos, me refiero a los 80´s, esos años en los que posiblemente el anciano se encuentre mentalmente fuerte, incluso de carácter pero no de fortaleza física.

Cuantos abuelos ochenteros, aún manejan y aunque no ven mas que  un topo, son unos cafres al volante (por lo menos lo era mi abuelo) o bien van en el carril de alta velocidad a vuelta de rueda, pero si los hijos le dicen que dejen de manejar y entonces sacan toda la fortaleza del apellido que les denomina el carácter y simplemente no hay poder humano que les quite las llaves.

Otros no con tanta suerte de tener carro, salen a la calle aún cuando sus piernas ya no les responden, y uno pensaría que ingratitud de hijos, como permiten que salgan así a la calle, pero es que los señores tienen aún temperamento y qué difícil es hacerles entender  que ya no están en posibilidad de salir solos.

Y aunque suene terrible si están en casa sin ocupación alguna simplemente los orillamos a una vida vegetativa que rápidamente acaba con sus días para morirse simplemente de aburrimiento, de soledad y en el olvido de los que incluso viven junto a  ellos.

Hoy he visto una imagen que me ha hecho llorar  un largo rato, no conozco a la persona, de hecho a ninguno de los actores, pero me ha hecho pensar mucho en lo que nos convertimos al paso de los años.

Les contaré que iba en mi carro, a la altura del colegio Rougier, visualice una camioneta de protección civil de Veracruz a mitad de la calle, los carros de norte a sur sin circular y vi a unos elementos de protección civil auxiliando a alguien pensé “ya atropellaron a algún motociclista y lo están auxiliando”, increíble fue mi sorpresa cuando vi, que se trataba de un señor de edad muy avanzada, bien vestido, con bastón, quien ante la imposibilidad de atravesar la calle, los autos se detuvieron y fue el elemento de protección civil quien lo cargó para que atravesara las dos calles. Con el anciano a los hombros observé de reojo a un señor con cara de susto y tal vez sorprendido por la acción del trabajador.

Debo de reconocer que estos muchachos son unos héroes de lo que nunca se ve, de lo que no sale en los periódicos, de lo que nadie sabe y no les otorgan medallas por hacerlo, pero estoy segura que hoy sabrán que hicieron algo muy bueno y admirable.

Fue una sensación tan impactante para mi, observar eso, porque no sabemos a dónde dirigen nuestros pasos con la edad, no sabemos si nuestros familiares tendrán un cuidado a nuestra persona y lo que es peor, si nosotros mismos permitiremos que nos cuiden, pues lamentablemente con la edad nos convertimos en seres terriblemente necios.

Hoy esto me ha hecho mucho pensar sobre nuestros ancianos, así como pensar que estoy haciendo para llegar a esa edad y no sé en qué condiciones físicas y mentales estaré,  pero si alguien lee mi columna, pasan los años y algún día me ve así, por favor pidan que simplemente no me dejen salir, y para distraer mi cansado y tal vez perdido pensamiento, me distraigan con la música de mi adorado y admirado Tin Tan y Moscovita, espero eso aminore mi camino al mas allá.

 

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