Miles de historias, en los libros y los libreros de Veracruz

Ya paso el día internacional del libro, a modo de homenaje a los escritores mas importantes del mundo; William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, que curiosamente fallecieron el mismo día y año, por lo que se decidió, que esta fecha fuera la indicada.

 

En Veracruz, hay un negocio especial, como pocos, una tienda de libros y revistas de segunda mano en el mero centro del puerto de Veracruz, en las calles de Rayón y Madero, con un nombre que engloba perfectamente para que esta pensado el negocio “Vitaminas para el Alma”, tiene entre cincuenta y sesenta años que funciona, nos explica uno de los dueños.

 

Marcos Ventura es icono entre los lectores de la ciudad y no por ser un gran escritor, sino por su trato amable a los clientes que llegan a su negocio “desde que tengo uso de razón, el negocio esta, lo empezó mi padre y ahora lo tenemos mi hermano y yo” señala “dividimos la tienda a la mitad y aunque estamos uno junto al otro, estamos juntos pero no revueltos, sin problemas de competencia, pues para todos hay”.

 

“El internet no ha pegado mucho, pues ahora es más fácil conseguirlo por la computadora y mucha gente lo hace, pero aun así, seguimos vendiendo y lo que más vendemos, son los libros de especialidad, de ingeniería, de medicina de psicología, después las novelas y también tienen una buena demanda los de política” nos explica.

 

Marcos, nos cuenta que los maestros son los que más los recomiendan, por tener los libros mucho más baratos que en la librerías, pues el costo en el material que venden es cerca del 30 porciento del valor de los libros nuevos.

 

“Nos vendemos unos doce libros diarios y aparte las revistas, de ahí son los señores los que compran los libros y los jóvenes las revistas, pero ahora sí que no hay un parámetro de lectura, porque a veces son más los jóvenes que se llevan los libros, donde los clásico son lo que más se venden, aunque también con libros que son muy nuevos, esperan que me lleguen para venir a comprarlos”.

 

De sonrisa rápida, Ventura, nos comenta que tiene varios clientes asiduos, donde al menos llegan cinco diarios “ojala llegaran todos los días, para que el negocio saliera rápidamente”.

 

Vivir entre libros desde el nacimiento, le da un amplio conocimiento de los mismos y nos confiesa “me gusta mucho Oscar Wilde, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, uno que otro de Cohelo, pero (y se ríe) lo que más me gusta son las novelas de Bianca”.

 

“En Veracruz, antes no se leía tanto, ahora los jóvenes están más interesados, los adultos son mas afectos a leer por que tienen la costumbre, hubo un tiempo que los jóvenes no leían, pero ahora se acercan a los libros, tenemos de clientes a gente como Matosas, los mismo Tiburones Rojos venían a comprarnos revistas” me presume Marcos Ventura.

 

Como en todo negocio, también existen los problemas, como lo es la piratería y nos explica “los libros son iguales, el papel, la impresión, la diferencia radica en que muchas veces, los acabado y el control de calidad, son lo que detectamos, pues a los libros “piratas” luego vienen con paginas repetidas o con hojas en blanco ,la neta, solo les falta el parche, pues muchas veces se ven en perfectas condiciones y es hasta que se pasa una por una las hojas es que nos damos cuenta que no es original” señala.

 

Con casi tres mil libros en sus estantes Marcos Ventura ,es visitados por una gran cantidad de amigos, pues su sentido del humor lo recomienda y nos cuenta una historia personal “ya ves que soy gordo, llegue a ser talla 42, imagínate y hace años, baje mucho de peso, hasta la talla 34,un día venia caminando, llegando al negocio y delante de mi venia una pareja ya mayor ,los escucho diciendo acerca de mi “ya viste al gordo de las revistas, como ha bajado de peso ,para mí que le cayó sida o azúcar” por lo que ahora digo, ni madres, mejor vuelvo a engorda y que no digan que estoy enfermo” termina entre carcajadas.

 

Vitaminas Para el Alma, no duden en pasar a visitarlo, una tienda de libros con miles de historias, la mayoría de segunda mano, pero eso sí, bien cuidadas y atendido por un verdadero erudito bibliográfico, que espera verlos de ocho de la mañana a ocho de la noche todos los días.

 

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