Cuenta la gente del lugar, el cual ahora conocemos como “Los mangos tristes” y que es una parada de camiones urbanos y sub-urbanos, cerca del mercado Malibrán, el súper Soriana y los talleres del ADO, en la Av. Miguel Alemán del Puerto de Veracruz, que en la segunda mitad del siglo 19 haya por los años de 1860 y 1870 ese lugar era un huerto en el cual vivían 2 ancianos de apellido González los cuales solo tenían un hijo varón el cual se enlistó en el ejército mexicano en aquel entonces y conforme ascendía en su carrera militar menos tiempo tenia para visitar a sus padres, una mañana la Sra. despertó a lado de su esposo el cual solo abrió los ojos para despedirse de ella, la Sra. corrió a pedir ayuda a los vecinos que tenían pero al regresar ya su esposo había fallecido, sus vecinos informaron a su hijo que ya con grado de oficial se presentó para sepultar a su padre en la parte de atrás del huerto donde el siempre quiso estar.

Para ese entonces el hijo de ambos estaba destacamentado en la ciudad de jalapa y decidió llevarse a su mama para estar más cerca de ella, pasaron unos meses y la Sra. falleció de tristeza, pero antes le pidió a su hijo que la sepultara junto a su padre en el huerto, el oficial cumplió con la disposición que le encargo su madre, sepultándola junto a su padre en la parte del huerto que habían elegido, y justo en ese lugar, al pasar los años, nacieron 2 mangos frondosos, que sus ramas se entrelazaban en lo alto para dar una excelente sombra.

Pasó el tiempo, desapareció la huerta, los terrenos se fueron dividiendo y justo frente a esos dos mangos que habían nacido ahí, cruzaba el camino que ahora lleva a la colonia López Mateos, el cual fue el paso de mucha gente que por esos lugares vivía, ya por los años de 1920 y 1930, por esos lugares vivía una joven que se dedicaba a trabajar como doméstica en la casa de un español que tuvo un negocio de abarrotes en el centro de la ciudad de Veracruz, la joven muy guapa y estaba casado con un joven que trabajaba en la estación de ferrocarril como carbonero, según cuentan, tuvo 2 hijos una varón de 5 años y una niña de 3,, todo los días salían juntos para esperar el transporte debajo de los mangos que habían crecido en ese camino, y era ahí donde también se bajaban para caminar hacia su casa, como ella era muy trabajadora le permitían llevar a sus hijos la casa del español, al terminar ella sus labores, esperaba a su esposo a las afueras de la estación de ferrocarril para irse juntos a su casa todos los días.

Una tarde fue a esperar a su marido, como lo hacía todas las tardes, pero este le comento que tenía que doblar turno porque había mucho trabajo, y le dio instrucciones a ella para que se fuera con los niños a casa, ella tomo a los niños y se fue como siempre lo hacía pero sin su esposo, al llegar a los mangos en los que siempre esperaba el transporte, fue asaltada por 3 tipos, brutalmente violada y asesinada junto con sus criaturas se le encontraron colgando los 3 cuerpos da las ramas de los mangos que ahí habían nacido años antes, el esposo llego caminando amaneciendo al lugar y encontró a la multitud de vecinos que asistían para a ver el horrendo crimen que se había cometido, el joven esposo enloqueció de ira y clamando venganza por lo que le había pasado desapareció, los mangos jamás volvieron a dar un solo fruto, y con el paso del tiempo se fueron secando, la gente del lugar comenzó a llamarlo los mangos tristes, ahora se encuentra ahí lo que un día fue un lote de autos, junto una casa de empeño y por enfrente un auto lavado, da la casualidad que ningún negocio tiene éxito cada vez que abren uno terminan por cerrarlo, del esposo jamás se volvió a saber nada y la historia poco a poco ha sido olvidada, solo algunas personas ya de edad avanzada guardan en su interior relatos de esta historia.

 

 

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