Un día me levanté de la cama, con la salud mental y física hecha pedazos y salí a caminar

“Sé perfectamente que no deseo hacer nada; hacer algo es crear existencia, y ya hay bastante de ella”. Jean-Paul Sartre.

Estuve leyendo en los últimos días una monografía sobre la vida y obra de Jean-Jacques Rousseau, y me inspiré en su Carta a D’Alembert sobre los espectáculos para intitular esta participación. No he podido escribir con la periodicidad que me gustaría, porque he atendido algunos eventos culturales para hacer una valoración del ambiente cultural de la ciudad.

Donde me tienen como habitué es en el Centro Veracruzano de las Artes (CEVART) Hugo Argüelles. Ya tengo un contacto más cercano con los cuidadores del lugar. Curiosamente, siempre me siento identificado con las personas que atienden a los demás, que con los directivos. Aunque debo admitir que estos últimos no me desagradan. Me parecen gente decente y comprometida con su labor y no puedo dar ninguna queja de ellos. Es mi lugar favorito.

Aunque debo admitir que el IVEC de la ciudad no se encuentra particularmente coordinado en sus eventos culturales, y algunos hasta llegan a yuxtaponerse. Está bien que exista una variada oferta cultural para los diferentes públicos. No obstante, llega a ser un impedimento para los interesados que, como yo, buscan abarcar varios eventos en un mismo día.

En cualquier caso, y a pesar de que el Puerto no ofrece la misma cantidad de eventos que otras ciudades, particularmente Xalapa, el trabajo que se ha venido haciendo es digno de reconocerse. Y más cuando no existe el ambiente propicio para el desarrollo de las artes en esta localidad. Es sintomática la poca afluencia de personas a los eventos, y lo que es peor, que no se sepan comportar.

Me he enfocado en películas. De todo tipo. Ciclo de cine francés. Ciclo de cine alemán. Cine con perspectiva de género, basado en literatura e incluso hasta cine gay (saludos a Almodóvar). Le retour de Martin Guerre, Lichter, Las sufragistas, 1984 y La ley del deseo son algunos ejemplos. Además de algunas conferencias, de las cuales tengo alguna anécdota escabrosa…

¿Por qué lo hago? Estuve triste durante carnaval. Un proyecto no se dio como yo esperaba. Y anhelaba una llamada que nunca llegó. Me sumí en una profunda desesperanza y desesperación. Y no salí de mi cama durante una semana. Y todos tenemos derecho a estar tristes. Y todos debemos elegir cada día si queremos continuar viviendo. Y yo no me quise dejar morir.

Un día me levanté de la cama, con la salud mental y física hecha pedazos y salí a caminar al único lugar donde me podría sentir a gusto: un museo. Y fui al IVEC a una exposición acerca del carnaval, para posteriormente ir al CEVART, que es el que me queda más cerca (y en el fondo, anhelando ver a alguien que nunca se mostró), y miré una película, del ciclo de cine francés (porque aunque nunca salí de perico perro, te pasé a estudiar francés en la universidad).

Pues bien, en el fondo de mi mente, sigo esperando la llamada, el mensaje. Una señal que denote el mínimo interés. Pero me queda claro, que un tanto en vano, porque, como decía alguien, es cierto que me fui, pero es más cierto que tú ya ni siquiera estabas.

Les envío saludos cordiales, y en próximos días les haré unas reseñas de algunas películas que vi en el cine comercial. ¡Hasta la próxima!

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